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Prólogo

“Amor... ¡Ya no te tengo miedo!” Me ha dejado un excelente sabor de boca, de pensamiento y de corazón. El conjunto de conceptos tiene un ámbito de respeto al lector, pero también es necesariamente reiterativo; por eso auguro su éxito en las manos de quien lo lea dispuesto a superar temores y estereotipos. La autora da muestra de una observación intuitiva poco común, por eso puede llevar de la mano al lector con una calma y paciencia amorosa, simplemente porque sabe tener esa empatía con la gente, porque escucha y deja los juicios de lado... es cierto que la mayoría de los seres humanos vive esperando encontrar a alguien así, pero ahora en las páginas de este libro se encuentra esa experiencia.

               Inicialmente experimenté una confrontación intelectual con el texto, lo natural en quien toma como referencia su historia y la quiere adecuar a la información que está recibiendo; a las pocas páginas le encontré un sabor especial, desde lo básico de nuestra interacción con el mundo, a los conflictos más intrincados en la búsqueda del ser. Es este libro un compendio de investigación, es también un reto de preguntas no planteadas comúnmente, y logra maravillosamente aperturar mentes y corazones. Por ello lo considero básico en diferentes tipos de lectores, es decir, desde los jóvenes en sus etapas más existenciales o en crisis de adaptación a su medio; a los papás que requieren una brújula objetiva para resolverse ellos mismos y los conflictos con sus hijos; de igual manera veo el futuro de este libro entre profesionales del mejoramiento humano, que puedan recomendar estas páginas a sus clientes o pacientes; y me atrevo a decir algo más, esos mismos profesionales podrán enfrentar elementos sencillos y básicos más allá de su conocimiento técnico, abordando el puente afectivo que una conversación amorosa brinda, pues así está pensado y desarrollado el proceso del libro... amoroso en cada segmento y tema que aborda.

              Cuando la autora dice “El amor es mi yo natural, Amor soy yo”... hace a un lado todo tratado científico y filosófico, emprende una batalla directa con los intereses que nos condicionan en la vida social, pues deja de lado el “Tener”, por la plenitud del “Ser”, muy al estilo de Erich Fromm, pero con una cotidianidad para todo público, y no sólo para los instruidos y aficionados al estudio; ese es un elemento que se tiene que señalar, este libro es llevadero con sencillez.

               Cada uno de los conceptos son del dominio público, son coloquiales en los medios de comunicación, en las conversaciones, pero la autora hace notar que poco entendemos a fondo lo que decimos, y es natural, todo nuestro lenguaje se basa en interpretación general de lo que oímos, y ya con la idea, nos ponemos a pensar en cómo contestar, aun sin entender de fondo lo que nos han dicho; este libro va haciendo alto, pone en claro todos y cada uno de los conceptos, explica pausada, elemental, como queriendo garantizar que el lector no huya de sus propios pensamientos y se explique a sí mismo el enorme potencial de felicidad que habita en cada ser... ese estilo me agrada, porque me pone a pensar en las cantidades enormes de gente que pueden beneficiarse con un texto así, y eso es muy alentador, porque es una semilla de frutos interminables.

               “La decisión trae consigo una poderosa energía que da seguridad”, dice la autora en una de sus páginas. Rescato esta frase por dos razones, la primera es el momento en que lo dice, pues tal parece que en un capítulo ya está dicho todo, y de inmediato se abre una puerta o ventana con otro asunto por resolver. Pero la principal razón de citar la frase, es que durante todo el libro tenemos que decidir, sencillamente porque es el lector quien se encuentra en cada momento, y afrontarlo, es una decisión. En ello, veo brillantez y esperanza; donde lo que hoy es una siembra de nobleza y carácter, en el futuro será un hábito para el lector.

             Se puede pensar que todo cae en buenas intenciones, pero llega a tratar la dignidad con un profundo respeto a la propia palabra, a decidir, y si en ese momento uno cree que es un simple material de autoayuda con listados de conceptos, es justo cuando se recibe un balde de agua helada, y entra al valor de la disciplina, para algunos refrescante, pero para otros electrizante, pues sacude y no se tiene mayor responsabilidad en uno mismo que la de saber disciplinarnos desde nuestro interior... es ahí donde una vez más las confrontaciones abundarán con los lectores; pienso en ello y atino a sonreír, pues la autora hila un éxito más en el objetivo de su libro.

                 Debo reconocer que algunas páginas las leí en varias ocasiones, que fue necesario hacerlo así para tener una visión clara de lo hoy comento. En algunos señalamientos discrepo, polemizo y discuto al respecto, pero finalmente son apreciaciones académicas o bien semánticas, porque al unir el fondo de un capítulo con el otro, todo se aclara y entra a un objetivo común, entender el verdadero sentido de algunos “valores”. Es decir, que sean conceptos que bajo cualquier circunstancia sean aplicables, lógicos y respetuosos, tanto en quien los vive, como con quien se interactúa, y en ello, anota nuevamente un triunfo la escritora del libro.

              Hablar de la meditación y de la paz, usando la bandera de la libertad, es una muletilla usada en todas las culturas, instituciones y creencias, pues son metas comunes, pero no explicadas en la vivencia cotidiana, en el actuar del día a día, y sobre todo, muchos hablan de la paz interior o exterior, con una retórica ya gastada y demagógica; debo enaltecer que las características de la forma que aquí se aborda, son sencillas y sin temor de llegar al fondo... más que nada cuando señala todas las aplicaciones de la libertad, desde la interior, pasando por lo práctico para vivirlo en lo exterior.

              Un libro así debe obligadamente hablar de lo bueno y lo malo, del poder del ser, o la esclavitud de no saberse ser. Haydeé recopila información del sufrimiento, del abandono, las depresiones y las puertas falsas que encandilan al ansioso por vivir; todo lo dice en forma simple, sencilla y muy propositiva, proactiva, sin abandonar el sentido de solucionar lo que para algunos pudiera ser imposible, pero para ella todo es amorosamente posible. Y esa fe convence, resuelve y es una responsabilidad, antes que nada de usted, lector de estas páginas, pues ningún libro es mágico, milagroso; todos son corresponsables con quien lee, así como es el caso de las páginas contenidas aquí. Así como habla de la libertad, insiste en el perdón, a uno mismo y al entorno, y es ahí donde reside la mayor corresponsabilidad.

              Cuando la autora llega a los temas del “Ego”, el anzuelo del libro ya se nos ha pegado en el paladar, es imposible dejarlo, y lo aparentemente resuelto en nuestro intelecto nuevamente sufre una sacudida, pero con tanto respeto se pronuncia en sus ideas, con tan buenos argumentos, que uno gustoso se deja ir en ese diálogo, y sin saberlo, aflora la gratitud, aunque sea tardado el proceso de admitir.

              No tengas miedo... es la constante, reitera en muchos conceptos, necesarios todos en cada momento, pues flaca memoria padecen muchos; por eso sé que es un libro de uso constante, de lecturas y consultas frecuentes. Y también considero que un acto de madurez e inteligencia es hacerse de varios ejemplares, pues seguramente más de alguna de nuestras amistades necesitará encontrarse aquí en estas líneas, de eso estoy seguro. La obra de Haydeé Colín dejará huella profunda, amorosamente, tanto como leer y recibir silenciosamente una mano sobre nuestro hombro, acompañándonos, con un apoyo incondicional, con gran paciencia, esperando el momento adecuado de nuestro aprendizaje en la vida... La mejor de las suertes en su lectura, pero aún más en su vida; después de este bello libro, no tiene paso atrás.

 

Juan Morales de la Garza

Escritor, promotor cultural y empresario.

 

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